PROCRASTINAR . . . . . ¿YO?
¿Qué es la Procrastinación?
Procrastinar, en pocas palabras, es postergar actividades o
situaciones que requieren atención inmediata por otras menos relevantes pero
más agradables. Este término proviene del latín pro- (adelante) y crastinus
(relacionado con el mañana). En otras palabras, es dejar para mañana lo que
fácilmente podríamos hacer hoy.
La procrastinación es un fenómeno común. "Si no fuera
por el último minuto, nada se haría", reza el corolario de la ley de
Murphy. Incluso existe la broma: "No dejes para mañana lo que puedes
postergar indefinidamente". Aunque todos lo hacemos en mayor o menor
medida, algunos son verdaderos expertos en este arte de posponer.
El Procrastinador Olímpico
Si la procrastinación fuera una competencia olímpica, muchos
de nosotros nos llevaríamos la medalla de oro. ¿Te ha pasado que bromas con tus
amigos acerca de tu habilidad para procrastinar? Dices que podrías terminar ese
proyecto de negocios ahora mismo, pero decides (bostezo) dejarlo para mañana.
El procrastinador posterga tareas sin razón aparente, ya sea
por negligencia o simplemente por hábito. ¿Por qué hacer hoy lo que podemos
aplazar hasta mañana? Esta conducta nos lleva a retrasar actividades
necesarias, desde pequeñas tareas cotidianas hasta grandes responsabilidades.
La Procrastinación en la Vida Cotidiana
Los estudiantes son un ejemplo clásico. Sabemos que deben
investigar, escribir informes o estudiar para un examen, pero en lugar de
hacerlo de inmediato, prefieren esperar hasta el último minuto. Cuando
finalmente llega el momento, se desvelan y estresan, tratando de compensar el
tiempo perdido.
Pero no solo los estudiantes procrastinan. Una persona que
constantemente llega tarde a citas importantes es alguien que pospone
prepararse hasta que el reloj ya le juega en contra. Este patrón se repite en
todos los aspectos de la vida: desde retrasar una cita con el dentista, hasta
posponer la inscripción al gimnasio o ignorar ese grifo que lleva semanas
goteando.
Las Consecuencias de Procrastinar
Aunque parece inofensivo, la procrastinación tiene un costo
elevado. Las demoras innecesarias generan pérdidas de productividad y, además,
causan estragos emocionales, mermando nuestra autoestima. ¿Quién no se ha
sentido mal por no cumplir a tiempo con una tarea importante? Ese ciclo de
postergación y culpa es devastador para nuestra motivación y confianza.
Investigadores de la Universidad de Constanza, en Alemania,
han estudiado a fondo la procrastinación y concluyen que muchas personas creen
que el día de mañana será más adecuado para comenzar una tarea. Sin embargo,
han demostrado que es más fácil evitar la procrastinación si planteamos
nuestras tareas de forma concreta y específica.
La Ciencia de la Procrastinación
El investigador Piers Steel, de la Universidad de Calgary,
desarrolló la teoría de la motivación temporal para explicar la
procrastinación. Su fórmula, U=EV/ID, nos da una idea de cómo funciona este
fenómeno:
- U
es la utilidad de la tarea una vez realizada.
- E
son las expectativas de éxito.
- V
es el valor que le damos a terminar el trabajo.
- I
es la inmediatez de la recompensa.
- D
es la sensibilidad personal a los retrasos.
Según esta fórmula, las tareas que más valoramos o
consideramos importantes son, paradójicamente, las que más tendemos a demorar.
Esto se debe a un exceso de perfeccionismo: cuanto más queremos que algo salga
bien, más miedo tenemos de fallar, lo que nos lleva a aplazarlo.
Conclusión: Cómo Romper el Ciclo
Todos procrastinamos en algún momento, pero reconocer este hábito es el primer paso para superarlo. Si planteamos nuestras metas de forma clara, establecemos plazos realistas y evitamos el perfeccionismo, podemos disminuir la tendencia a postergar. Como decía el proverbio: "No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy".
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